Dicen que no hablan las plantas
Dicen que no hablan las plantas, ni las
fuentes, ni los pájaros,
Ni el onda con sus rumores, ni con su brillo
los astros,
Lo dicen, pero no es cierto, pues siempre
cuando yo paso,
De mí murmuran y exclaman:
—Ahí va la loca soñando
Con la eterna primavera de la vida y de los
campos,
Y ya bien pronto, bien pronto, tendrá los
cabellos canos,
Y ve temblando, aterida, que cubre la
escarcha el prado.
—Hay canas en mi cabeza, hay en los prados
escarcha,
Mas yo prosigo soñando, pobre, incurable
sonámbula,
Con la eterna primavera de la vida que se
apaga
Y la perenne frescura de los campos y las
almas,
Aunque los unos se agostan y aunque las otras
se abrasan.
Astros y fuentes y flores, no murmuréis de
mis sueños,
Sin ellos, ¿cómo admiraros ni cómo vivir sin
ellos?
ROSALIA DE CASTRO
LAS GRACIAS DE LA QUE ADORA...
Ese color de rosa y de azucena
y ese mirar sabroso, dulce, honesto,
y ese hermoso cuello, blanco, inhiesto,
y boca de rubíes y perlas llena;
la mano alabastrina que encadena
al que más contra Amor está dispuesto,
y el más libre y tirano presupuesto
destierra de las almas y enajena.
Era rica y hermosa primavera,
cuyas flores de gracias y hermosura
ofenderlas no puede el tiempo airado;
son ocasión que viva yo y que muera,
y son de mi descanso y mi ventura
principio y fin, y alivio del cuidado.
FRANCISCO DE QUEVEDO
Ese color de rosa y de azucena
y ese mirar sabroso, dulce, honesto,
y ese hermoso cuello, blanco, inhiesto,
y boca de rubíes y perlas llena;
la mano alabastrina que encadena
al que más contra Amor está dispuesto,
y el más libre y tirano presupuesto
destierra de las almas y enajena.
Era rica y hermosa primavera,
cuyas flores de gracias y hermosura
ofenderlas no puede el tiempo airado;
son ocasión que viva yo y que muera,
y son de mi descanso y mi ventura
principio y fin, y alivio del cuidado.
FRANCISCO DE QUEVEDO
LA FERIA DE LAS FLORES
MEDELLIN